sábado, 23 de febrero de 2013

Rage

Id y Bethesda. La suma de Doom y Fallout 3. Forzosamente tenía que ser un JUEGO, con mayúsculas, un shooter en primera persona en el siempre atractivo entorno post-apocalíptico, con mucha acción y los casi paradigmáticos toques de rol. Casi hecho a la medida de los fans de ambas sagas.

Técnicamente también era un proyecto prometedor e innovador. Sobre todo a nivel gráfico. Pero una vez finalizado el proyecto y convertido en una realidad, Rage en algunos momentos (la mayoría) deslumbra y en otros horroriza. No obstante, siempre que se cumplan unos mínimos, lo que importa realmente es la diversión y no lo defenestraremos por esta ¿evitable? irregularidad. Y hay que decir que tanto el diseño de escenarios como de personajes es más que notable.

Las primeras horas de juego son excelentes; divertidas (los tiroteos son espectaculares, como no podía ser de otra manera viniendo de Id), variadas (conjuga conducción con escenas de diálogos, puntería...) y un argumento, basado en una misión principal acompañada de misiones secundarias opcionales, suficientemente atractivo: como un visitante recién salido de una especie de cápsula viviente del tiempo, llamada el Arca, vamos recorriendo ciudades, aceptando misiones y escapando de la Autoridad. Para recorrer la distancia entre los distintos lugares usamos un buggy, de los que existen varios tipos y que podemos mejorar, con el cual debemos evitar otros vehículos enemigos o eliminarlos con balas, minas o cohetes.

En las ciudades nos encomiendan misiones bastante estándar: recuperar objetos o limpiar de malhechores determinada guarida. Estas misiones, de duración muy equilibrada, son las que nos permiten desfogarnos gracias a los divertidos tiroteos antes mencionados. Además de la acción, también debemos emplear cierta estrategia, ya que tenemos a nuestra disposición diversas armas con una utilidad distinta cada una -incluyendo granadas-, y para localizar coberturas adecuadas y dosificar la munición. Durante las misiones podemos además recoger chatarra de todo tipo, al más puro estilo Fallout, que luego podremos vender o -una vez adquirido el conocimiento- fabricar objetos realmente útiles.

Los controles son muy intuitivos y ayudan con éxito a gestionar la respetable cantidad de tipos de armas y municiones. También existe un autodesfibrilador que se activa, si está cargado, cada vez que se consume tu energía. Siendo un elemento original, no deja de ser un minijuego bastante insulso. Por otro lado, la conducción no se limita al traslado entre las diferentes ubicaciones; existe la posibilidad de competir en carreras de velocidad, ya sea contrarreloj o contra otros pilotos, en las que podremos conseguir puntos para comprar mejoras para el vehículo.


Tal vez esa similitud nada casual con el gran Fallout 3 es la peor noticia para Rage. En las ciudades que visitamos encontramos multitud de personajes, la gran mayoría con nombre propio, lo que nos induce a pensar la primera vez que interactuamos con ellos que serán alguien que nos ofrecerá una misión o, como mínimo, relevante para la trama. Para nuestra decepción, no son ni una cosa ni otra. Si hablamos con ellos se limitarán a darnos consejos y noticias de relativo-poco interés. Esta circunstancia, unida al fugaz desarrollo de las últimas misiones, nos deja con la sensación de que todos los recursos y esfuerzos los dedicaron al diseño conceptual y menospreciaron el diseño de contenidos. Tiene una duración ridícula en comparación con la del inacabable Fallout 3. En pocas palabras, sobran escenario y personajes y faltan historia y misiones.

Rage es un buen juego al que si le hubieran metido algo más de "chicha" se hubiera convertido en un juego excelente. Tal vez los precedentes de Doom y Fallout derrotaron a los responsables, quienes da la impresión que no soportaron tanta presión.

Lo mejor: Es variado y divertido.
Lo peor: Su corta duración.
Nota: 7/10

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