sábado, 27 de octubre de 2012

Muñeco Diabólico



Nota inicial. Este artículo lo he publicado originalmente en el magnífico blog Las Fotos no me Convencen. Me he visto obligado a reproducirlo en El Meollo para poder colocar el muñequito vectorial que lo encabeza.

Fue a finales de los años setenta y sobre todo en los ochenta cuando nació una nueva generación de monstruos que han acabado convirtiéndose en clásicos. A diferencia de los clásicos clásicos (Drácula, Frankenstein, el Hombre Lobo...), éstos tienen un origen fundamentalmente cinematográfico. Están en la mente de todos y casi da pereza mencionarlos: Jason Voorhees, Freddy Krueger, Michael Myers, Pinhead, Candyman... Todos ellos han protagonizado más de una película y han alcanzado merecidamente el rango de icono del cine de terror. De entro todos estos monstruos hay uno bastante peculiar, y es en su especial característica donde reside su potencial para dar miedo. Es Chucky, o como nos lo presentaron los distribuidores patrios, el Muñeco Diabólico.

Sin duda Chucky tiene carisma para formar parte del elenco de monstruos clásicos del cine; como en la mayoría de casos, principalmente debido a su primera aparición, Child's Play (1988), dirigida por Tom Noche de Miedo Holland. La segunda y tercera entrega, aunque con los mismos guionistas y productores, da la sensación de que fueron rodadas con escasos recursos (aunque la primera tampoco fue una superproducción) y obligados por el éxito inesperado de la anterior película, por lo que no es extraño que la calidad en general sea notablemente inferior.

Con respecto a la cuarta y la quinta entrega, donde la familia de muñecos se va ampliando, no es otra cosa que la dolorosa adaptación de la franquicia a la actualidad y que responde a la evolución de las masacres de adolescentes que comenzaron Leatherface y compañía hace casi treinta años. Un tipo de terror donde predomina la sangre, las vísceras y las formas originales de morir sobre el terror propiamente dicho. Esta evolución también está condicionada por la empatía que el espectador ha adoptado con el asesino de turno, convirtiéndose aquél en auténtico fan de su descuartizador favorito. Debido a esto, La semilla de Chucky (2004) por ejemplo, aparte de destrozar gran parte de la esencia del personaje, se acerca más a la comedia que al género terrorífico.

Realmente digna de analizar es únicamente la primera entrega. Aunque todos sabemos el argumento, no está de más recordarlo: un asesino sin escrúpulos, Charles Lee Ray, interpretado por el entrañable Brad Dourif -quien se verá hipotecado a conceder su voz a Chucky en todas las secuelas- es acorralado en una tienda de juguetes y, antes de morir, transfiere su alma mediante un ritual a un muñeco Good Guy. Sólo escapará de ese cuerpo de plástico si realiza el mismo ritual con la primera persona a la que confiesa su secreto, el niño Andy Barclay.

Como hemos dicho antes, es la peculiaridad en la apariencia de este asesino, un inofensivo muñeco "que será tu amigo hasta el final", lo que provoca los instantes de mayor suspense; suspense en la concepción hitchcockiana, según el cual el espectador tiene más información que el personaje (sabe quién está dentro de Chucky), cosa que incrementa sustancialmente la tensión. Los personajes lo tratan como lo que ven que es, ignorantes ante el enorme peligro que les acecha. La espera del espectador, la posibilidad de que en cualquier momento el muñeco "despierte" y revele su naturaleza, genera situaciones realmente brillantes durante toda la película. Es una fórmula que funciona muy bien dosificada, pero el abuso puede echarlo todo a perder. En cualquier caso, en este sentido en El Muñeco Diabólico está todo muy bien equilibrado.

Siempre es interesante recuperar el origen de este icono, no sólo del género, sino de la cultura de nuestra generación. Y no porque nos haga gracia el personaje (el Good Guy sin Charles Lee Ray incluido casi acojona más), que nos entusiasma, sino porque se trata de una excelente película de terror, de las de antes, de las que te hacen pasar miedo.

domingo, 21 de octubre de 2012

sábado, 20 de octubre de 2012

lunes, 15 de octubre de 2012

viernes, 12 de octubre de 2012

Nostalgia Spectrum

He aquí un humilde homenaje a los videojuegos de mi infancia, de mi querido e irrepetible ZX Spectrum 48k. Es una pequeña muestra de aquellos juegos que tan buenos ratos nos hicieron pasar. Habrá más, es imposible recopilarlos todos en un único vídeo.



Los juegos que aparecen en esta primera edición son:
Dynamite Dan II, de MirrorSoft
Head over Heels, de Ocean
Horace goes skiing, de Melbourne House
Hunchback II, de Ocean
Hysteria, de Software Projects
Manic Miner, de Software Projects
Starquake, de Bubble Bus

Todos increíbles y maravillosos.