viernes, 1 de marzo de 2013

Las series de nuestras vidas (1)

Con una demora acorde con la escasa cadencia de actualización de este blog, procedemos a culminar una lista que nació en agosto de 2011. Como ya hemos comentado en algún momento, la lista inicial se ha mantenido intacta, pese a la aparición de nuevas y prometedoras series durante el proceso de publicación de cada entrada. Ya tendremos tiempo para enmiendas y aclaraciones, que haberlas haylas, en futuros artículos.

Para comodidad de los desalmados que no desean adentrarse en las profundidades de este humilde blog y para dotar al evento, nos hace ilusión, de una absurda emoción, recordamos el ránking hasta ahora:

10. Sherlock
9. The Walking Dead
8. The Big Bang Theory
7. Prison Break
6. Breaking Bad
5. Fringe
4. Juego de Tronos
3. Lost
2. Dexter

Incluso después del paso de tanto tiempo, podemos afirmar que el puesto número 1 sigue siendo indiscutible:

1. Battlestar Galactica


Sólo cuatro temporadas dura este excelente remake de la serie clásica de los 80, pero es tanta la intensidad de cada capítulo que da la impresión, una vez visionada por completo, de que hayamos viajado durante décadas con Adama James Olmos y su tripulación.

Nunca hemos ocultado nuestra debilidad por la ciencia ficción y probablemente tal devoción puede desembocar en una falta de objetividad. Pero obviando esta perdonable tara de nuestra personalidad, estamos seguros de que Battlestar Galactica es una serie atractiva e interesante para todo tipo de públicos. Es una apasionante space opera televisiva sin aliens, únicamente con humanos y cylons (y muchos de estos androides, los más importantes, con apariencia humana) aborda temas tan amplios como la política, la religión y la lucha por la supervivencia de toda una especie.

En un futuro lejano, la evolución de la ciencia y la robótica ha permitido a unos androides llamados cylons tener consciencia, como los humanos, de su propia existencia. Las consecuencias del hallazgo son catastróficas en las doce colonias de Kobol (Tauron, Caprica, Aquarion, etc.). Rebeliones y ataques terroristas nucleares condenan a la especie humana a la extinción. Sólo sobreviven aquellas naves que surcaban el espacio durante el ataque masivo, como la decrépita Galactica de Adama. El evento pilla a la Galáctica en plena ceremonia de jubilación-desguace, la cual tendrán que posponer durante cuatro temporadas.

Durante su periplo, la nave -que sin comerlo ni, sobre todo, beberlo, resulta encargada de la enorme responsabilidad de encabezar una flota donde se hallan los únicos supervivientes de la especie- se encuentra con multitud de dificultades, tanto internas -como tensiones políticas y familiares- como externas, en forma de pequeñas escaramuzas interplanetarias. Cuenta con la intriga propia de muchas series que aportan los personajes infiltrados, cuya revelación conlleva más de una sorpresa. Los cylons tienen apariencia humana pero no pueden ser cualesquiera, hay sólo doce modelos, doce rostros. Este hecho añade una característica muy original al misterio. También hay personajes muy carismáticos, como Gaius Baltar, de esos que no sabes en qué bando encasillar y que resultan tan seductores argumentalmente hablando.

El tratamiento, subyacente, que hace de la religión también resulta apasionante. Los humanos, los "buenos", resultan ser politeístas, como si en el futuro volvieran a confiar en la doctrina de mitologías como la griega o la nórdica, a lo Stargate. En cambio, paradójicamente, los cylons, robots descerebrados, se acogen a la religión monoteísta.

Todos sabemos lo importante que es el postre en una comida. Esta alusión a las creencias religiosas probablemente tiene mucho que ver con el mejor final hasta el momento que hayamos podido ver en una serie de televisión.

2 comentarios:

  1. Sin duda hay grandes series. Y gracias a internet podemos gozar de ellas. No me pondre a enumerar mis series preferidas, pero de la lista hay algunas. Sin duda Galactica es una candidata a mi number one!

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  2. Por supuesto, yo me aficioné a las series cuando existía la posibilidad de descargarlas de Internet, que te evitaba la espera de días y semanas entre capítulos, además de los insoportables cortes publicitarios.

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