sábado, 8 de septiembre de 2012

Alice Madness Returns


Alice Madness Returns es un juego fundamentalmente de plataformas. De aquéllos donde se pone a prueba nuestra pericia con el mando saltando entre superfícies móviles o estáticas. De los que hemos jugado toda la vida.

En este aspecto es un juego excelente, quizá con un pelín más de dificultad que la deseable, pero digno de figurar entre los mejores plataformas de la actual generación. Para ir avanzando en el desarrollo de la trama, no sólo necesitamos habilidad digital, también nos obliga a discurrir intentando encontrar el camino correcto hacia nuestro objetivo. Es lo que tienen las tres dimensiones y la cámara libre, que pegas cuatro saltos, te desorientas y con un poco de mala suerte desandas el camino andado. Para el éxito de nuestros saltos tenemos un interesante salto doble o triple y un planeo a lo Batman. Y para la orientación nos sirve de gran ayuda el encogimiento, que descubre señales, objetos y pasajes inéditos a simple vista. Parecido al modo espía de Batman Arkham Asylum, otra feliz coincidencia.

Entre plataforma y plataforma hay insertados algunos puzzles bastante ingeniosos, sin ser excesivamente complicados, de los típicos con palancas y contrapesos. Otro desafío a nuestras neuronas son algunos minijuegos basados en rompecabezas o el ajedrez, que pretenden aportar una variedad no necesariamente demandada. También hay determinadas fases en dos dimensiones, como homenaje a los juegos de antaño, correctas técnicamente pero demasiado simplonas y con poca aportación.

El diseño de personajes y decorados es de lo mejor del juego. Los distintos capítulos se desarrollan en entornos distintos, cada uno con su personalidad. En algún momento se puede detectar algún pequeño fallo en su definición, pero en general estamos ante un juego visualmente muy digno y acertado. Y original.



Obviamente también hay enemigos y tenemos que luchar y acabar con ellos. Para esta empresa, existen cuatro tipos de armas, de diferente naturaleza y muy originales, que podemos ir mejorando conforme vayamos avanzando. La parte de lucha de este juego es tal vez la más floja. Hay pocos enemigos y de extraña dificultad o, dicho de otro modo, incómodos de matar. O eso, o nos hemos acostumbrado a las hordas infinitas de alimañas endebles de juegos tipo God of War.

Otra característica que no acaba de convencer son los coleccionables; hay de varios tipos y todos están escondidos. Descubrir uno supone todo un triunfo, pero no te sientes suficientemente motivado para recolectarlos todos. Quizás eliminando algún tipo de ellos (las botellas, por ejemplo, de las que no me he parado a averiguar su utilidad), su presencia estaría más equilibrada en relación a la trama principal y supondría un reto adicional estimulante.

Por último, la historia también flojea en muchos puntos. El toque onírico-surrealista-demencial tan presente provoca que perdamos el hilo casi al principio y que nos limitemos a ir hacia adelante soportando las charlas de los personajes con cierto desinterés. Los intermedios entre capítulos aportan poco a los que la historia no nos ha acabado de enganchar. Tal vez el haber jugado y completado la primera parte (del año 2000, que puedes descargar con un código que regalan con la compra del juego y que es totalmente infumable en el 2012) haga que nos impliquemos más en las vicisitudes de Alice, pero ésa es una tarea que dejaremos para otra vida.

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