viernes, 15 de febrero de 2008

Dos Teorías: Cameron vs Zemeckis



Venimos insistiendo estos días en la imposibilidad de realizar viajes a lo largo y ancho de nuestra cuarta dimensión. No se puede viajar en el tiempo y nunca se podrá, a las pruebas nos remitimos (y remitiremos). No obstante, esto no evita que mentes creativas nos deleiten con dosis de ficción obviando ese escollo insalvable. En el cine, concretamente, emergieron durante los fértiles años 80 dos pequeñas joyas que ejemplifican a la perfección este jugueteo con la rigidez de la Física: Terminator y Regreso al Futuro.

Es tal el grado de incertidumbre de los que contemplan la posibilidad de que el ser humano podrá, siempre en ese relativo futuro, darse garbeos temporales a su antojo que cada una de estas películas ofrece una versión con su coherencia interna pero totalmente opuesta a la otra.

Terminator

En el futuro, las máquinas y los hombres librarán una cruel guerra. La china en el zapato de los robots es el líder de los humanos, John Connor, cuya eliminación les garantizaría la victoria. Para ello, enchufan el molde de hacer Schwarzeneggers y envían un ejemplar al pasado, antes de que su enemigo naciera, para que "termine" con su madre, Sarah Connor. Con el fin de evitarlo, el propio Connor manda al mismo instante de la línea temporal a uno de sus hombres de confianza para que la proteja.
El desenlace de la historia todos lo conocen, no lo desvelaremos en su integridad, pero sí nos permitiremos algún "spoiler" para poder ilustrar la teoría de James Cameron.
La mencionada línea temporal es única; es decir, por mucho que John Connor o los robots interfieran en el pasado, éste no sufre variaciones, ya que si las sufriera, afectaría a los propios sujetos del futuro, los cuales no podrían viajar al pasado para cambiarlo... una paradoja de esas, vamos.
Para rizar el rizo, incluso es necesaria esta interferencia para lograr "modelar" el futuro cierto y único. Todos los esfuerzos para tergiversar la historia son absolutamente estériles.

Regreso al Futuro
En cambio, Marty McFly altera accidentalmente su pasado y debe encauzarlo hacia lo más parecido al que había antes de su intervención, de lo contrario, peligraría hasta su propia existencia.
Robert Zemeckis opta por la versión de las dimensiones paralelas; si viajamos al pasado y lo alteramos (cosa poco difícil), la realidad, nuestra realidad, la realidad de Levis Strauss, cambia de rumbo y brinda a los eventos posteriores una nueva fisonomía. Se acaba saltando de un hilo temporal a otro, con todas las consecuencias, incluidas las más funestas (demasiado trabajo tiene el Destino como para dedicarle tiempo a las cuestiones éticas). A partir de ahí, poco importa lo que le suceda al artífice de este cambio de agujas; la locomotora del presente cabalga desbocada hacia ese futuro alternativo e inalterable (salvo para un DeLorean con un condensador de fluzo).

Tal como les avisamos, son dos teorías poco compatibles; elijan ustedes su favorita, eso sí, sin olvidar que se trata sólo de Ciencia-Ficción.

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