viernes, 27 de enero de 2012

Las series de nuestras vidas (7)

7. Prison Break

Parece que haya pasado mucho tiempo desde que terminó, pero la cuarta y última temporada data de 2009. Tal vez esa impresión sea debida a que desde entonces hemos visto muchas series y vivido muchas sensaciones televisivas, pero a pesar de la distancia en el tiempo (siempre) relativa, nuestro corazoncito serieadicto guardará un rincón para Prison Break.

Y eso a pesar de que es uno de los casos en los que siguen la fórmula de manera paradigmática. Tal vez ahí radique su excelencia. La estructura de los capítulos era meridiana: la trama evolucionaba al ralentí durante el capítulo para alcanzar un ritmo frenético, el clímax, en los últimos minutos y dejar la última acción/revelación inacabada, en suspense, así como al espectador, ávido por ver el siguiente capítulo. Creando una adicción demasiado evidente, pero infalible.

Y eso que la temática tampoco era demasiado innovadora: la fuga de la prisión más infugable del mund... de los Estados Unidos. Al final resultará que, tomando como ejemplo este caso y los anteriores (Walking dead, Sherlock), los guionistas americanos van a tener razón y es verdad que sólo existen unas pocas historias y todas son modificaciones de las primigenias. Lo cierto es que las historias son las mismas, lo que cambia es el contexto, la época, los personajes. Y aquí incluso se repiten estos elementos. Conclusión: estamos viendo siempre lo mismo?

Poco importa. El caso es que se trata de una producción excelente y nos engancha, no necesitamos más. La primera temporada, la genuina, fue de lo más divertido que hemos podido ver y tal vez el motivo por el que esta serie figura en este humilde ránking. El carisma de los personajes y las situaciones límite a las que se enfrentaban nos mantenían desconectados del mundo durante los cuarenta (ó cincuenta, ya no recuerdo) minutos del capítulo. El éxito de esta primera temporada forzó la existencia del resto que, siendo mejor que el promedio, no están al mismo nivel. Nos divertimos y nos mantuvieron en vilo, pero seguramente por inercia y por encariñamiento con los personajes.