Están totalmente integrados en nuestra sociedad, hasta el punto que difícilmente logramos distinguirlos. Su poderosa capacidad mimética responde al deseo vehemente que tienen de ser uno más entre nosotros. Y lo consiguen, nadie los delata, nadie los denuncia y se asume su presencia como algo natural.
Su camuflaje es tan perfecto que sólo un pequeño detalle deja al descubierto su alienígena procedencia: son completamente inversos, como si se hubieran intercambiado los papeles con su reflejo en el espejo. Tienen el corazón en la derecha del tórax y encargan a su parte izquierda del cerebro las habilidades artísticas y las sensaciones.
Todas estos rasgos son internos e inapreciables para los conciudadanos desprovistos de visión de Rayos X. Sin embargo, y a pesar de los ingentes esfuerzos por leer y escribir de izquierda a derecha, no pueden evitar manifestar la cualidad que los desenmascara. Son zurdos.
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